miércoles, 29 de octubre de 2014

LA ASTUCIA DE SARAH

Había caminado durante horas por el bosque Sarah, pensaba que lo mejor que podía hacer era seguir caminando. Estaba empezando a hacer frió y solo llevaba una sudadera fina. Así como empezaba a hacer frió también empezaba a oscurecer. Paro un momento a mirar el mapa y según sus cálculos le quedaba un kilómetro para llegar al próximo poblado.  Reanudo la marcha a paso más rápido, las hojas caídas de los árboles crujían bajo sus pisadas. La bruma comenzó a aparecer por el suelo, eso le daba un aspecto más encantado a ese bosque. Escucho más pisadas y no eran las suyas. Se paro en seco y miro para todos los lados nerviosa, entonces comenzó a correr todo lo rápido que podía y era bastante rápida. Saltando ramas y troncos caídos, esquivando piedras y árboles. Seguía escuchando las pisadas, e intento ir más rápida, pero lo que le seguía también acelero. Pero entonces fue cuando se tropezó y cayo de bruces contra el suelo.
-Maldita sea. -susurro, ya no se escuchaba nada, no había pisadas, la luna llena ya se había apoderado del cielo y la bruma de la tierra. Era noche de lobos y lunáticos. Se puso boca arriba apoyada en los codos y antebrazos. Su respiración era acelerada al igual que lo que le había perseguido, podía oírla cerca de ella, inspirando y expirando. Gracias a la luna llena se veía bastante bien aunque fuera de noche. Su nariz soltaba vaho al expirar. Se detuvo un momento a pensar, que igual la cosa que le seguía no fuera tan malvada. Si fuera malvada le hubiera podido atacar hace unos minutos, y ahora... y ahora... y ahora... Pero esa cosa no lo hizo. Espero ahí sentada a que la cosa hiciera algo, podía vislumbrar el vaho de su respiración.
-¿Qué o quién eres? -pregunto algo asustada. La cosa, animal más que nada, salio de entre los matorrales dejándose ver primero el hocico con la parte de abajo blanca y la de arriba naranja, era un zorro, anaranjado con la cola peluda y acabada de color blanco, sus ojos ambarinos se veían negruzcos por la oscuridad de la noche, pero en ellos se podía ver reflejada la luna. Sarah se incorporo un poco más apoyándose en sus manos. El zorro se acerco un poco más a ella, se sentó a un metro de ella y se quedo mirándola desde allí. Ladeo un poco la cabeza hacia la derecha y luego la inclino pero hacia el lado contrario. A Sarah le pareció que ese gesto era muy perruno. El zorro abrió la boca como si fuese a decir algo pero en vez de eso se relamió los morros y bostezo. Se puso otra vez a cuatro patas y se dio la vuelta marchándose, pero antes de llegar a los arbustos se dio la vuelta mirando a Sarah y comenzó a correr hacia ella. Cuando llego a ella no paro, salto hacia su pecho exactamente a su corazón, cuando el hocico toco el lado izquierdo de su pecho se convirtió en humo con la forma de zorro y se adentro en su corazón.
Y esa fue la historia de Sarah, la historia de como la astucia/zorro comenzó a formar parte de ella.